Entre el psicoanálisis y el esoterismo, entre la desesperación y la indiferencia, La forense es la historia de una mujer al borde de los cincuenta que ha caído en la más profunda de las depresiones. La novela de la autora de Mujeres asesinas Antes de ir a dormir, María se pone su remera gastada que le llega a las rodillas y abre una lata de sardinas y una botella chica de cerveza. A pesar de cargar con unos pocos kilos de más está en forma, pero de la manera en la que puede estar en forma una mujer cercana a los cincuenta: con la piel que cede, el culo que va cayendo, una panza que no se arregla en el gimnasio y unas arrugas que se combinan con los últimos estertores del óvalo de la cara: la mandíbula ya no se marca sino que queda encubierta por mejillas descendentes que insinúan años de decepciones y amargura. Como psicóloga forense, ella decide si un detenido va a parar a la cárcel o al psiquiátrico, si tiene conciencia de sus actos o es inimputable. Pero acaba de ser sancionada con una licencia de un año, prorrogable en función de nuevos tests y análisis, a los que no podrá negarse. "Ya no puedo atender en el consultorio ni hacer peritajes. Y si abro bien los ojos, me doy cuenta de que ya no puedo levantarme un tipo ni tener hijos. Soy casi una abuela, pero sin pantuflas ni nietos ni marido ni jubilación. Soy como era cuando estudiaba en la facultad, pero con treinta años más. Hice miles de cosas, tengo una carrera, una casa y una hija adulta, pero sigo a la deriva." ¿Qué hacer con el tiempo libre, durante el retiro forzoso y angustiante, para aplacar la ansiedad que produce el pensar en la decadencia física, la enfermedad y la soledad? Nada mejor que ocuparse abriendo una agencia de servicio doméstico, y así darles un empleo a sus ex pacientes, mujeres con una educación precaria, que ya trabajan en el rubro o no trabajan en absoluto, o ejercen la prostitución o salen a robar. Ella tiene colegas y compañeros con el poder adquisitivo suficiente para contratarlas. Todo cierra.
Ryan's photograph had been replaced with Justin Timberlake's. "Get in Synch with Justin on Earthly Pleasures," read the caption. “What are you gaping at?
Just like I know Justin Timberlake. I met him once. But I don't know him.” He nodded. “He's in the business. Geez, you people. So now the police are going ...
There was one sexy Maxwell hit after the next, a few Lionel Richie classics, some— thing by India.Arie and Justin Timberlake, and, of course, John Legend.
A few years ago the department hosted a lip-sync challenge to a Justin Timberlake song, and nearly a hundred community members took part in the video.
... Timberlake's cat and how she climbs up the curtains,” Corrie offered. Kyle looked entranced by that idea. Sam had just reached the doorway when Kyle ...
“I'll tell him all about Mrs. Timberlake's cat and how she climbs up the curtains,” Corrie offered. Kyle looked entranced by that idea.
Before Farrah could even agree, Justin Timberlake was blaring at her down the phone. Farrah wasn't sure if she liked the thought of strange organisations ...
Who will triumph in an election fraught with passion, duplicity and unexpected revelations? A big novel about a small town, The Casual Vacancy is J.K. Rowling's first novel for adults. It is the work of a storyteller like no other.
La magia vera c'era stata. ... Se conoscete la canzone Timbaland, Nelly Furtado ft Justine Timberlake capirete la natura del ballo e che il seguito furono ...
Soudain la musique changea, passant sur Can't Stop the Feeling ! de Justin Timberlake. ... C'est la chanson du film Les Trolls, crut-elle bon de préciser.